Una generación de cambios

07.05.2021

A veces solo quiero que seamos más, quiero más humanidad entre tanta guerra, más amor entre tanto desapego, quiero que rompamos las cadenas y seamos libres de todo lo que nos aqueja.

Lastimosamente, nuestro país está lleno de heridas, de guerras vividas durante ya muchos años, de conflictos y diferencias que han enfrentado a hermanos y amigos, que ha enemistado a nuestro pueblo, y no nos ha dejado alcanzar la paz que anhelamos. A pesar de ello, hemos sabido afrontar la mayoría de estas penurias con esperanza y con ganas de conseguir un mejor futuro para todos.

Me permito expresar que la paz que buscamos, se construye desde el entendimiento del contexto que lleva las situaciones que nos causan conflicto, ya que esa comprensión puede llevar a soluciones que se puedan presentar por medio de la participación, la comunicación y la libertad de expresión. Por esta razón los invito a empezar a perdonar, para poder sanar y para poder avanzar.

Como generación debemos plantear un cambio, ya que la sociedad por sí sola no cambia, nosotros, con nuestras acciones la cambiamos a ella. Se requiere de conciencia social para hacer un cambio desde el amor en un país que se ha visto inmerso en actos de violencia y excesos. La democracia se nutre de los distintos pensamientos personales y políticos, por ello debemos respetar la diversidad de ideologías, ya que el cambio de la sociedad no se obtiene de un día para otro, pero lo podemos construir cada día, a cada momento.

No vamos a dejar de soñar con un país mejor, pese a que constantemente pareciera que las desilusiones tocan a la puerta y los sueños dejan de ser soñados, no debemos caer en desesperación, sino aferrarnos a lo que más queremos para aportar de nuestra parte, estando juntos, en lo construcción de un mejor mañana.

Como dijo Jaime Garzón "Yo soy aburridísimo, creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia y creo que esto tiene salvación". Insisto, los invito a que no dejemos de creer y de soñar con que sí podemos hacer las cosas mejor.

No caigamos en la indiferencia, a veces es necesario despegarnos de nuestros más grandes egos para comenzar a sentir, a ponernos en los zapatos del otro, a entender que con odio y rencor no vamos a avanzar. Porque la sensibilidad no nos hace débiles, más bien nos hace humanos.

Muchas veces despreciamos de sobremanera el sentir y tratamos de mil maneras de separarlo del ser, pues entendemos erróneamente nuestra sensibilidad como una debilidad. Más es lo que sentimos, lo que nos recuerda que estamos viviendo, que podemos llorar, reir y amar, desde lo más profundo de nuestro ser.

Para proteger nuestro legado, tenemos que entender que hay muchas personas que han dado su vida, empeño y esfuerzo buscando un país del tamaño de sus sueños, por esto dejemos el miedo a un lado y atrevámonos a sentir, a perdonar y a unirnos en un solo propósito. Dejemos el orgullo, el afán de reconocimiento no es tan importante, como el hecho de que nuestros actos estén guiados por el amor, por el deseo de dejar atrás tanto odio y rencor acumulado.

Quiero que sanemos cada herida abierta, quiero que soñemos viviendo en el presente y proyectando nuestro futuro, darle sentido a nuestra vida debería de ser nuestro mayor proyecto, y eso sólo podemos lograrlo construyéndonos y reconstruyéndonos.

Los quiero invitar hoy a que seamos personas del arte, de aquel arte que transmite nuevas sensaciones, del que llena tu corazón. Hay personas que para transmitir lo que sienten cantan, sonríen, disfrutan, lloran, esas personas a las que se les ve a leguas lo humanas, aquellos que tratan de arreglar las cosas sin violencia, esas personas que antes de discutir son empáticas y racionales. Aquellas que saben aceptar los errores, con las que no se quedan calladas cuando hay una injusticia, que piensan en los demás, las que nos enseñan y nos ayudan a crecer como personas, aquellas que quieren hacer de su vida una revolución.

Tengamos esperanza y no perdamos la fe, ya que son aquellas creencias que tenemos las que nos dan fuerza para cambiar, para entendernos como hermanos. No creamos que todo está perdido, que estamos condenados a odiarnos, por el contrario, ofrezcamos nuestro corazón para seguir construyendo un mañana mejor.

Escrito por: Isabella Castellanos y Marlon Escobar 11A

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